EL MONASTERIO DE ARMENTEIRA
Armenteira es vocablo derivado, muy probablemente, del latín
armentum, que significa ganado mayor, caballar o vacuno.
Hoy, y desde hace siglos, es el nombre de un riachuelo, una
parroquia y un monasterio. El riachuelo corre alegre y
cantarín hasta verter sus aguas en el Umia. La parroquia,
con unos mil habitantes, repartidos en quince núcleos de
población, pertenece al municipio de Meis (Pontevedra) y a
la diócesis de Santiago. El monasterio, antiguo y
acreditado, ha dado nombre al lugar.
El enclave donde se halla ubicado el monasterio es bellísimo e histórico. Se llama O Salnés. A
fuerza de "amaños" filológicos, Celso García de la Riega ha
defendido que Salnés significa "tierra de los adoradores de
la luna"; pero no cabe duda que viene de salinas. Era en
tiempos "tierra de salinas". Ya en el siglo IX, según consta
documentalmente, las había en la villa de Noalla y en la
isla de Arousa. Hoy la zona es más bien famosa por sus
vinos. Otero Pedrayo ha escrito que " el encanto del
verdadero Salnés reposa en el ondulado tapiz de sus viñedos
cuidados como jardines". Y más adelante: " Sus vinos son el
tinto espadeiro, de regular fortaleza, y el albariño, blanco,
ligero, con aguja, un vino rebelesiano, dicen que derivado
de plantas francesas traídas por los monjes del Cister de
Armenteira y otros monasterios".
O Salnés perteneció antaño a la Terra de Santiago, señorío
de grandes dimensiones, autonomía y poderío, sujeto a los
arzobispos y dividido en tenencias o feudos, que se
disputaban ricos-hombres y caballeros de ilustres linajes y
apellidos sonoros. Tierra, por ende, erizada de torres y
castillos, que la defendían de las incursiones de normandos,
sarracenos y toda suerte de piratas, pero también con
demasiada frecuencia, guaridas de nobles ávidos de amontonar
tesoros expoliando a viajeros y pobres campesinos.
Fue también tierra de monjes y monasterios. La atravesaron
san Fructuoso y la turbamulta de sus discípulos, y más
adelante san Rosendo, rodeado del doble prestigio de su
nobleza y santidad. Desde tiempos muy antiguos la comarca se
pobló de monasterios: San Salvador de Lérez, San Xoán de
Poio, Calogo, Sobradelo, Lantaño, San Xulián de Arousa,
Sobrán, Nogueira, Armenteira... Casi todos acabaron por
desaparecer, vencidos por los siglos y las calamidades, o se
convirtieron en prioratos y granjas de cenobios poderosos,
como San Martín Pinario o San Pelayo de Antealtares. Ramón
Cabanillas ha trazado con simpatía la figura de los priores,
"ledos e fidalgos", que administraban las haciendas
monásticas:
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Mestres na vida, na virtú e na cencia,
Que sabían ¡ou tempos esquencidos!
Cantal-a misa, escorrental-as meigas,
Acoller y-amparar orfos e probes,
Rir co-as rapazas, consellal-as vellas,
Darlle leito e xantar ós pelegrinos,
Pechar por fuero as portas da sua igrexa
á xusticia do rei, cobral-os diesmos
E disponer vendimias e trasegas. |
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Orígenes del monasterio
En Armenteira se alza el majestuoso monasterio cisterciense
del siglo XII, Santa María de
Armenteira. El encanto del lugar se apodera enseguida del
ánimo del visitante. Situado en un seno de la montaña de
Castrove,
dominando una alta y hermosa cañada, recogido, solitario,
respira paz y devoción.
Disienten los autores acerca de la fundación de Armenteira.
Unos la atribuyen a san Fructuoso: otros, al conde Raimundo
de Borgoña. Navascués Palacio afirma que el abad Ero
"sometió un muy antiguo cenobio a la disciplina
cisterciense". Son simples conjeturas. Nada se opone a que
sigamos considerando como primer fundador y padre de
Armenteira al que los fieles de la comarca siguen invocando
con el nombre de san Ero.
En la vida tradicional del mismo hay que hacer una
distinción importante. La leyenda de su embeleso bisecular
consituye una simple adaptación de un tema literario –"el monje y el pajarillo"– muy antiguo y con múltiples
variantes, como demostró hace ya bastantes años la erudición
de don J. F. Filgueira Valverde. En lo demás puede haber
elementos históricos, y probablemente los hay. Desde luego,
Ero –o Hero– era un nombre gallego bien documentado en los
siglos X, XI y XII, por lo menos. En la primera mitadl del
XII, viviría un noble señor de este nombre junto con su
esposa en sus posesiones de Armenteira; su palacio,
"grandioso para aquel tiempo", existía aún, muy deteriorado,
en tiempo del padre Duarte. Como el matrimonio no tuviera
descendencia, decidiría convertir su casa y patrimonio en
uno de tantos monasterios familiares y, por tanto, dúplices
entonces existentes. Los conventos o monasterios dúplices
eran aquellos donde había una comunidad de religiosos y otra
de religiosas. Pero, al cabo de unos pocos años, muy
probablemente a instancias de Alfonso VII, empeñado en
colonizar el país cubriéndolo de monasterios de monjes
blancos, Ero resolvería afiliar su fundación a la Orden del
Cister. San Bernardo, ya cercano a su muerte, le enviaría
cuatro de sus monjes, como quiere la tradición. Y, dado que
la Orden no admitía monasterios dúplices, la esposa de Ero y
las señoras que le había seguido al consagrarse a Dios,
tendría que retirarse al lugar que luego se llamó La
Freiría, ¿tal vez con el propósito de afiliarse también a la
reforma cisterciense?
En el terreno propiamente histórico, la documentación
disponible nos permite asistir a la formación del patrimonio
territorial de un cenobio naciente a una vida nueva. A los
monasterios familiares, como es bien sabido, no se les
hacían donaciones; no las necesitaban; su base económica era
el patrimonio familiar. El abad Ero de Armenteira no empezó
a recibir donaciones hasta después de haber decidido agregar
su monasterio a la Orden cisterciense. Los tres documentos
más antiguos del archivo conventual están fechados en 1151:
el primero atestigua la donación de una heredad en Gondes;
el segundo, la de otra heredad en Vilar y Mauriz, a cambio
de una vaca y su ternera; el tercero, fechado el 5 de
diciembre, es un solemne diploma real por el que Alfonso VII
dona al monasterio el coto de Barrantes, todo el realengo de
Armenteira y Gondes, con sus heredades y salinas, así como
también Castromao, y concede el privilegio de coto al
monasterio, Gondes y Castroman, señalando sus límites.
Es muy probable, por no decir seguro, que Armenteira fuera
ya en 1151 un monasterio del Cister. Su titular era santa
María, conforme a la regla general de los cistercienses, y,
según uno de los documentos citados, Ero y su comunidad
vivían "sub Regula Sancti Benedicti"
-bajo la Regla de San Benito-; lo que no significa en
modo alguno que fuera benedictinos de hábito negro –"monjes
negros", como decían entonces–, pues los cistercienses
también guardaban la Regla con las "cogullas blancas" (hábitos
blancos). Y, lo que es más
decisivo, la misma fórmula "sub Regula Sancti Benedicti"
reaparece en documentos de 1176, 1187, y 1198, entre otros.
La primera mención de Armenteira como monasterio
cisterciense se halla probablemente en un estatuto del
capítulo general de 1190.
Fuente: Ayuntamiento de Meis
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